DÍA 1: 

¡Al fin comenzaron las clases!, estoy tan ilusionada con este nuevo curso, pero necesito ACCIÓN y AVENTURAS, dos cosas que llenan mi corazón y lo hacen palpitar de las risas. Aunque, la verdad, no todo es risa, existe otra cara del contacto con los peques, en donde te dejan esa sensación de "creo que estoy equivocada, no me había dado cuenta, nunca lo vi de esa manera, ¿en serio?, y muchos etcs por delante". Conocer a los primeros cursos de teatro y danza, darme cuenta que cada uno es un "universo de cajas de pandora", y me pregunto cada año ¿cómo lo hago?. 

Me gusta observarles, escucharles, y creo que por eso se expresan realmente "a su manera", gritan, se abrazan, se emocionan, cantan, bailan, se enfadan entre ellos, se esconden entre las butacas del teatro; eso siempre han sido los primeros 12 minutos de inicio de clase, hasta que la palabra SILENCIO, así, en mayúsculas sale de mi garganta y todos me observan con ojos platónicos, como diciendo: ¿Y a esta qué le pasa?. Las primeras clases, sobre todo con alumnos/as nuevos/as, son algo más "tranquilas" ya que no te conocen y no saben como puedas reaccionar, pero mi necesidad de escucharles se hace evidente, cuando el resto, que a lo mejor me conocen de hace incluso años, me cuentan hasta del perro feo que tiene la vecina. Y es en ese instante, en que los demás se dan cuenta, que no tienen que dar un paso y verme a la cara a ver si continúan o no...SIMPLEMENTE SER ELLOS/AS.

Claro, no todo es libertad y permisividad, porque la verdad es que me falta una escoba y una verruga en la nariz para ser una "Bruja Buena", pero BRUJA al fin y al cabo. Ese día hablaron ellos/as: "Fuimos a mi pueblo en donde sólo se ven 3 gatos y un perro del tamaño de un coche", "Oye Pavis, tienes más pecas que antes", "¿porqué tienes el pelo tan enredado?, no te peinas por las mañanas?", "mi mamá ya no tiene tripa pero si hay un hermanito en casa", "sabes Pavis, fuimos a Disney y me subí...me subí, pueees, me subí a una cosa que no recuerdo (risas) y casi vomito".

Y en danza igual, me ha dado cuenta que darles unos minutos de libertad de movimiento, les estimula para escuchar la música y mantener el ritmo de los movimientos. Hay muchas que bailan como Odette, o como Coppelia, o Giselle...¡Aurora!, si les dejo, es todo: la mirada, los ojos, la velocidad de los brazos, la agilidad de las piernas, el mantenimiento de los relevés. ¡Es verles danzar como las grandes bailarinas! mientras crean sus propias coreografías.

ESTO ES UN RESUMEN DEL DÍA 1.

DÍA 2....PRÓXIMAMENTE